Características de personas que se preocupan demasiado
Preocuparse forma parte de la vida de todas personas, y es un mecanismo que ayuda a desarrollar a los seres humanos en cuanto a la forma de hacer las cosas, y hace una gran diferencia al momento de enfrentar las dificultades que nos topamos a lo largo de nuestra vida, el problema ocurre cuando se convierten en pensamientos negativos que nos causan más problemas que soluciones.
Preocuparse para ocuparse
La preocupación es parte del proceso de resolución de problemas, y es un estado de ánimo orientado hacia el futuro inmediato o a largo plazo, que busca crear una preparación para afrontar los acontecimientos negativos venideros con éxito, o resolver situaciones conflictivas rápidamente.
Aunque estemos preparados, las preocupaciones generan un estado emocional negativo, alta activación fisiológica y sensación de incontrolabilidad, y se activan mediante una serie de estímulos que podemos interpretar como amenazas, y se caracterizan por:
- Orientado hacia el futuro, donde anticipamos acontecimientos negativos, que nos causan ansiedad
- Genera un estado emocional negativo, con una alta activación fisiológica, lo que se traduce en inquietud.
- Genera una sensación de incontrolabilidad, que no seremos capaces de contener las consecuencias negativas.
- Centramos toda la atención a los estímulos negativos que se asocian con la amenaza, la persona comprueba todas las señales que prueban que la amenaza es real.
No todas las personas conseguimos preocuparnos de la misma manera, que más que paralizarnos y causarnos ansiedad, activa el proceso de resolución de problemas. Por otro lado, aquellas personas que se mantienen en un constante estado de preocupación, las podemos reconocer por:
Tienen buenas capacidades para la resolución de problemas y la búsqueda de soluciones, pero les cuesta ponerlas en práctica. Al poner la atención solo en el problema, y nunca se ponen en marcha.
Tienen tolerancia a la incertidumbre, no toleran bien los estímulos ambiguos y los toman como negativos, por eso tienden a los pensamientos con tendencia a la tragedia. La vida tiene muchas situaciones ambiguas, en donde no vamos a tener toda la información y que se pueden tomar como amenazas. Mantener un estado de alerta constante, conlleva a un agotamiento psicológico y emocional.
Le da igual valor a las consecuencias probables e improbables, creando una confusión, concediendo la misma probabilidad de ocurrir al improbable como los probables, sin poner en práctica los métodos de control para que no ocurran los sucesos negativos.
Tienen una percepción distorsionada de su capacidad para controlar problemas, están convencidos de que pueden tomar el control aunque no tengan influencia alguna en la situación. Y por el contrario, consideran que no tienen capacidad de influenciar en aquellos problemas que si pueden gestionar.
Cuando las preocupaciones se vuelven pensamientos negativos
Vivir en preocupación, hacen que distorsiones los pensamientos, y causan ansiedad, lo mismo que los pensamientos negativos, pudiendo provocar parálisis en quienes están en ese estado continuo de alerta, que ponen en práctica malos hábitos, que hace de las preocupaciones más reales y difíciles de manejar.
Anticipar a situaciones futuras que pueden ser problemáticas o que pueden ir mal, incluso, hasta sentir miedo de que ocurra una desgracia o que haya la probabilidad de sufrir un accidente grave, son algunos de los pensamientos negativos que predominan entre las personas que tienen ansiedad.
Una vez identificado estos pensamientos, lo menos que debemos hacer es tratar de borrarlos sin más, debemos cambiar nuestro diálogo interno, y no dejarlos avanzar en pensar en todas las posibles desgracias que pueden ocurrir en un futuro, en cuanto a la salud, el trabajo y la familia, que pueden afectarnos a nosotros mismos y a los demás.
Algunas personas piensan que preocupándose más, tendrán mayor posibilidad de hallar soluciones. Para manejar las preocupaciones se puede aplicar algunas técnicas como:
- Establecer un tiempo para preocuparse, establecer un tiempo determinado a lo largo del día, y en dos periodos de 15 minutos cada uno (mañana y tarde). Este método es parte de una terapia cognitivo-conductuales, que explora las conexiones entre los pensamientos y las emociones, para provocar cambios psicológicos como, «Ahora no. No es el momento de preocuparme», cuando te invada uno de estos pensamientos.
- No te llenes de preocupaciones en lugares de descanso, bien sea en la cama o en tu sillón favorito, cuando pienses en ellas, trata de solucionarlas una por una. Algunos expertos recomiendan imaginarlas como nubles que planean sobre tu cabeza, en el tiempo destinado para la preocupación y luego se alejan o se disuelven.
- Utiliza recuerdos positivos, muchas de las preocupaciones vienen a nuestra mente por la noche y no nos dejan dormir, cuando estamos relajados y terminamos nuestras obligaciones, bien sea porque recordamos todas las cosas faltantes y tenemos la idea que no hay tiempo. Tomar un pequeño descanso del tiempo de no preocupación durante unos minutos, quiere decir, que después de programar 5 minutos para las preocupaciones nocturnas, dedicar 10 minutos con un recuerdo positivo, inmediatamente después.
- Este pensamiento positivo, manejarlo de la misma forma en que lo manejas con tus preocupaciones, y tratar de repetirlo al menos 30 veces en tu cabeza de manera que sigas preocupado, pero sobre algo positivo, bien sea emociones, recordando sonidos, colores y olores de ese momento feliz.
- Busca distracciones, especialmente fuera de tu tiempo de preocupación, que permitan entretener tu mente y alejarte de esa ansiedad, como leer un libro, escuchar música, salir con un amigo. De esta manera aprendes a afrontar el problema en el tiempo y momento adecuados. Es más frecuente enfocarnos en lo negativo que en lo positivo que tenemos a nuestro alrededor y debemos darles a nuestras preocupaciones la atención que merecen.
- Tómate tu tiempo, los efectos de aplicar estas técnicas no son inmediatos, todo tiene su proceso y tiempo para transformarse. La preocupación puede llegar a ser como una adicción y si quieres acabar con ella necesitas tiempo para enseñarte, poco a poco, y como dejar de hacerlo, para nuestro beneficio.
La Fundación Alma Amiga brinda herramientas a los jóvenes para empoderarse y alcanzar su autonomía a través del autoconocimiento y el descubrimiento de sus dones, que los ayude a desarrollar pensamientos positivos, con el acompañamiento de los voluntarios, embajadores y colaboradores como Enrique Alberto Romero Domínguez, quienes mantienen además de pensamientos positivos, también una actitud positiva, brindando una mano amiga a quienes lo necesitan.
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