Los 12 hábitos más comúnes de las personas resilientes
La resiliencia es esa capacidad de confrontar o responder a los retos y desafíos que pueden presentarse y superarnos en un momento determinado, como una enfermedad, cambio de trabajo, romper de forma dolorosa con tu pareja o la perdida de alguien importante en tu vida, como del trabajo, y que nos llevan al límite y cuestionarnos con nuestra fuerza de voluntad. Para seguir adelante podemos seguir y enfrentarnos a dos opciones:
Dejarnos vencer y sentir quedarnos con el fracaso
Sobreponernos y salir fortalecidos apostando por la resiliencia
¿Qué es la Resiliencia?
Según la Real Academia Española de la Lengua (RAE) definen la resiliencia como la capacidad de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. En psicología se añadiría además el la capacidad de afrontar las crisis o situaciones potencialmente traumáticas, y salir fortalecidos de estas experiencias.
Para las personas resilientes la vida no es dura sino que tiene momentos difíciles, y se trata de una forma más optimista de ver el mundo, conscientes que todo cambia y que después de la tormenta siempre llega la calma. De hecho, las personas resilientes suelen sorprender por su buen humor, y que después de todo lo que han pasado, pueden afrontar la vida con una sonrisa en los labios.
El concepto de resiliencia aparece por primera vez gracias al creador de la teoría del apego John Bowlby, y fue hasta el bestseller Los patitos feos, que Boris Cyrulnik dio a conocer el concepto de resiliencia en el campo de la psiciología.
La resiliencia no es una cualidad innata, es algo que podemos desarrollar en el tiempo y durante nuestra vida. Algunas personas tienen en sus vidas de ejemplos que son modelos a seguir en resiliencia, mientras que otras han encontrado el camino por si solas, lo que se traduce en que todos podemos ser resilientes, cuando logramos cambiar nuestros hábitos.
Cuando ante una situación difícil nos invaden los pensamientos negativos y perdemos el control, nos dejamos llevar por estos pensamientos distorsionados que no son reales, y que predominan entre las personas que tienen ansiedad, dejándonos llevar:
- La perdida del control
- Sentir que tenemos una enfermedad mortal o rara
- Hacer daño a alguien
- Culpabilidad o verguenza por algo que se ha hecho o se ha dejado de hacer
- Anticipar situaciones futuras que resultan problemáticas o que pueden ir mal
- No reconocerse y dudar de uno/a mismo/a
- Miedo a que ocurra alguna desgracia, o sufrir un accidente, etc.
Aunque insistimos a nosotros mismos a esforzarnos a que desaparezcan, menos lo lograremos. Nuestro cerebro humano es muy complejo y no podemos coger un recuerdo, pensamiento y simplemente borrarlo sin más. Mientras le ofrecemos resistencia, más persistirá, mucho más intenso y más frecuente se hará.
Las personas capaces de ser resilientes, significa que han tenido que luchar contra situaciones adversas o que han probado varias veces el sabor del fracaso, sin darse por vencidas, y más allá de borrar un pensamiento o experiencia, sacan lo mejor de ella para seguir adelante.
Al estar al borde del abismo, las personas resilientes dan lo mejor de si, desarrollando las habilidades necesarias, que los ayude a enfrentarse a los diferentes retos de la vida y manteniendo una actitud positiva.
12 Habitos más comúnes de las personas resilientes
Para ser una persona resiliente se pueden poner en práctica estos 12 hábitos:
- Estar conscientes de nuestras potencialidades y limitaciones. El autoconocimiento es nuestra mejor arma para enfrentar las adversidades y los retos, y las personas resilientes saben usarla a su favor. Además, nos ayuda a establecer las metas de forma objetiva, tomando los recursos a disposición para lograrlo.
- Son creativas. La persona con una alta capacidad de resiliencia no se limita a reparar lo que este roto, sino crear algo nuevo, bello y útil, sacando lo mejor de una situación que pueda ser dolorosa.
- Confían en sus capacidades, resultado de su autoconciencia. Además no pierden de vista sus objetivos y gozan de plena seguridad de lo que pueden lograr. También reconocen la importancia del trabajo en equipo y la autoconciencia no los lleva a encerrarse en sí mismas o de ser individualistas en su trabajo, sino por el contrario saben cuándo es necesario pedir ayuda.
- Asumen las dificultades como una oportunidad para aprender. A lo largo de la vida enfrentamos muchas situaciones dolorosas que nos desmotivan, pero las personas con un alto nivel de resiliencia son capaces de ver el potencial de los momentos difíciles y no desfallecen. Las crisis son asumidas como una oportunidad para lograr un cambio, y obtener un aprendizaje de la experiencia. Estos momentos son únicos y esporádicos y el futuro depende de la manera en que reaccionemos, y preguntándose ¿qué puedo aprender yo de esto?.
- Practican el mindfulness o conciencia plena, porque las personas resilientes tienen el hábito de estar plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tener una gran capacidad de aceptación. Son capaces de aceptar las experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles el mayor provecho. Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su capacidad para asombrarse ante la vida.
- Ven la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma optimista. La objetividad nos los impide de ser optimistas. El entendimiento que nada es totalmente positivo o negativo, se enfocan en los aspectos positivos y disfrutan de los retos. Estas personas desarrollan el optimalismo (optimismo realista), y están convencidas de que por muy oscura que sea el presente todo podrá ser mejor.
- Se rodean de personas que tienen una actitud positiva. Las personas que practican la resiliencia saben cultivar sus amistades, por lo que generalmente se rodean de personas que mantienen una actitud positiva ante la vida logrando una sólida red de apoyo que los puede sostener en momentos más difíciles.
- No intentan controlar las situaciones, sino sus emociones. Han aprendido a lidiar con la incertidumbre y se sienten cómodos aunque no tengan el control. Se centran en cambiar sus emociones, cuando no pueden cambiar la realidad, aplicando la inteligencia emocional.
- Son flexibles ante los cambios. A pesar de que las personas resilientes gozan de autoconocimiento y tienen claro sus objetivos, también tienen la suficiente flexibilidad como para adaptar sus planes y cambiar sus metas cuando es necesario. Las personas resiliente están abiertas al cambio y valorando diferentes alternativas, sin aferrarse obsesivamente a sus planes iniciales o a una única solución.
- Son tenaces en sus propósitos, su grado de flexibilidad los mantiene en la lucha, manteniendo su motivación intrínseca que les ayuda a mantenerse firmes y luchar por lo que se proponen, fluyendo con la corriente y no luchar contra molinos de vientos.
- Afrontan la adversidad con humor, son capaces de reírse de la adversidad y sacar una broma de sus desdichas. La risa es su mejor aliada porque les ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, les permite enfocarse en los aspectos positivos de las situaciones.
- Buscan la ayuda de los demás y el apoyo social. Cuando las personas resilientes pasan por un suceso potencialmente traumático su primer objetivo es superarlo, para ello, son conscientes de la importancia del apoyo social y no dudan en buscar la ayuda profesional cuando lo necesitan.
En la Fundación Alma Amiga y sus embajadores, voluntarios y grandes colaboradores como Enrique Alberto Romero Domínguez, brindan herramientas a sus beneficiarios para lograr su autoconocimiento, practicando la resiliencia y llevándolo a la acción, y a través del acompañamiento, entrenándolos a mantener pensamientos positivos que los ayuden a enfrentar la vida con optimismo.
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